Según la OMS, un embarazo «a término» es aquel que dura entre 37 y 42 semanas cumplidas. Quiere decir, que si te pones de parto en la semana 41+7 todavía es normal. Pero en nuestra sociedad, o más concretamente, aquí en Sevilla, es difícil encontrar un profesional que te acompañe hasta ahí. En la mayoría de los hospitales, tanto públicos cómo privados, te citan para inducción en la semana 41 + 3 como muchísimo…
Vamos por partes. Si la OMS define el parto normal hasta la semana 42 cumplida, será por algo. Todas las recomendaciones insisten en el aumento de las complicaciones a partir de la semana 42 cumplida y, sobre todo, a partir de la 43. Pero tendríamos, antes que nada, que tener en cuenta diversos factores:
– No todas las mujeres tenemos los ciclos iguales, por lo cual lo primero sería revisar la FPP. Si se ha ovulado antes o después, la duración del embarazo también puede variar. Aunque tradicionalmente se cuentan las semanas de amenorrea, también se pueden contar 38 semanas desde la fecha de la concepción (que en muchas ocasiones sabemos) y de ahí sumarle dos semanas más. Si no hay fecha de última regla (porque estuviésemos lactando o por que no la recordemos) se puede hacer un cálculo aproximado por el tamaño del bebé teniendo en cuenta una ecografía del primer trimestre. En las ecografías posteriores puede haber más diferencias de tamaño dependiendo de la genética. Además las ecografías tienen un margen de error, pero de eso ya trataremos en otro post.
– Hasta hace unos años no se sabía que mecanismos desencadenaban el parto. Ahora sabemos que son los pulmones del bebé los que mandan las «orden» de empezar el parto, cuando están listos para la respiración. Por esto es importante no inducir el parto antes de tiempo y seguir las recomendaciones de la OMS en cuanto a la duración del mismo. Mientras el bebé esté bien, mejor dentro que fuera.
Pero, suponte que ya tenías esta información. Que la matrona revisa tu fecha probable de parto (improbable, solamente un 5 % de mujeres paren en esa fecha) que se va acercando la tan temida inducción y la semana 42, ¿hay algo que se pueda hacer?¿puedo esperar más, pasar de la semana 42?
Ahí van algunas recomendaciones:
– Habla con el profesional que te va a atender, poneros un límite para la inducción. Hay mujeres que les va muy bien ponerse un límite, les ayuda a estar más presente, a conectarse con su bebé. A veces lo único que hace falta para que se desencadene el parto es pararse un poco. Ser consciente del momento presente y de la inminente llegada de tu bebé. Abrirse a la Vida, despedirse del embarazo.
– Controlar el latido del bebé (Frecuencia cardíaca fetal). Este parámetro es el principal indicador de la salud del bebé. Hay parejas que, con un buen entrenamiento, pueden escuchar el latido. Pero también puedes concertar visitas más seguidas con tu matrona para estar tranquilos con respecto al bienestar fetal. Mientras el bebé esté bien, el embarazo puede continuar.
– Camina, sube escaleras, haz ejercicio pero sin pasarte. Es verdad que un ejercicio físico moderado puede ayudar al desencadenamiento del parto, pero en ocasiones me he encontrado con mujeres que salen a andar kilómetros y, cuando empieza el parto, están agotadas. Mide tus fuerzas. Ten en cuenta que en cualquier momento podría empezar el parto y no sabes cuánto va a durar.
– Haz el amor o mastúrbate. Si, lo se, a veces de 41 semana ya estamos incómodas y no nos sentimos con muchas ganas. Escúchate siempre. Pero tanto el orgasmo como el semen ayudan en la maduración del cuello uterino y favorecen las contracciones. Y, además, pronto vais a tener un bebé en casa y no se sabe cuando volverán el tiempo o las ganas!!
– Puedes probar con masajes en la zona del sacro y barriga con aceite esencial de jazmín. También aplicartelo en una compresa templada con unas gotas de aceite de jazmin en la zona baja de la barriga. Hay mujeres más sensibles a la aromaterapia que otras, en ellas este remedio es muy eficaz y rápido.
– Desde las terapias alternativas, hay distintas herramientas que se pueden usar para inducir el parto de manera natural, desde acupresión, homeopatía, electroacupuntura, osteopatía. En Sevilla hay algunos profesionales entrenados en estas terapias que están teniendo muy buenos resultados. Sin embargo, yo sólo acudiría a estas terapias pasado el tiempo establecido para el embarazo normal. Aunque sean terapias suaves, no dejan de ser inducciones. Dejemos primero a la naturaleza que se esprese. Y, si no empieza el parto, estas terapias tienen menos contraindicaciones que la oxitocina, son menos invasivas y más respetuosas con el proceso.
– Para mi sería imprescindible mirar la parte emocional, cómo nos sentimos ante la llegada del bebé, cómo estamos con la pareja, si hay algo pendiente que tenemos que dejar listo para poder dedicarnos 100% a nuestro bebé. Los embarazos prolongados causan mucha ansiedad y es importante poder estar en contacto con nuestras emociones y contar con alguien que nos pueda acompañar ante la incertidumbre de las últimas semanas de embarazo.
A pesar de todos estos procedimientos, de mirar lo emocional, hacerse masajes, subir y bajar escaleras, a pesar de homeopatia, acupuntura etc, en ocasiones los partos no comienzan. Y se pasa de la semana 42. Ya depende de lo que hayais pactado con el profesional que os acompañe poder continuar con el embarazo o tener que inducir (suponiendo que el latido del bebé esté bien, si no lo estuviera, si habría que inducir sin lugar a dudas). Personalmente conozco mujeres que han parido a la 42 +3, incluso 42+6, partos normales y bebes sanos sin complicaciones, pero es importante un buen monitoreo de la situación.
Y, a veces, el parto no empieza y tiene que ser inducido. Otras veces, ni siquiera con oxitocina se consigue una buena evolución. No lo entendemos, nos desesperamos y frustramos porque soñábamos con darle otro nacimiento a nuestra criatura. Pero, una vez que nace, lo entendemos, cordones cortos que comprometerían la Vida del bebé si el parto hubiera evolucionado, bebés grandes que no caben por el canal del parto. Al final (y al principio), la Vida es sabia. Así que sólo nos queda confiar. Confiar en nuestro cuerpo y sus procesos. Confiar en nuestro bebé y en la Vida. Y acompañarlo en su llegada al Mundo, por el camino que haya elegido.